CONFERENCIA: El efecto Sade. Jesús Ruíz Pozo (Doctorando en Filosofía, UG)
Quizás la faceta más conocida, y sin embargo menos comprendida, del Marqués de Sade, sea la de "pornógrafo", debido al erotismo duro, violento, crudo, explícito, agresivo y escabroso que maneja en sus obras. Sin embargo, detrás de eso se encuentran preocupaciones más profundas. Porque el Marqués de Sade fue un monumental pensador, fué un gran filósofo, antes que pornógrafo. El lenguaje vulgar, prosaico que utilizaba en sus escritos enmascaraba toda una serie de reflexiones serias a propósito de esos grandes temas que eran los ejes sobre los que giraba su obra; las cuestiones éticas, morales, el vicio y la virtud, la hipocresía y la doble moral, la podredumbre de las instituciones sociales. En el contexto social en el que se desenvolvía (en los albores de la Revolución Francesa) se permitió criticar al Régimen, asquearse y denunciar los horrores de la guerra, criticar la miseria humana en todo su esplendor, y merece por esto no menos que una reverencia.
El doctorando en Filosofía, el Mtro. Jesús Ruiz Pozo nos compartió una interesante charla sobre la tensión en el estado de no-ley sadiana, la ruptura de un sistema moral, que crea una moralidad en sí misma.
"Es necesario al menos que haya dos para que uno este loco. Siempre se necesitarán al menos dos para que uno este en el comportamiento adecuado y otro en el sancionable. Bajo esta simple premisa lógica arraiga lo que puede denominarse la paradoja de la tensión de la ley en la obra de Sade. Si el hombre al vivir en comunidad es el animal que mediante su capacidad de habla hace leyes y las leyes marcan lo correcto y lo incorrecto en cada caso, ¿Cómo escapar a la ley sin ser ilegal? Esta diaporía recorre toda la obra del marqués, por ejemplo reflejada en los estatutos de la “Sociedad de los amigos del crimen”. La sociedad respeta el gobierno bajo el cual vive, y si ella se pone encima de las leyes, es porque está en sus principios que el hombre no tiene poder de hacer leyes que contraríen las de la naturaleza, pero los desordenes de sus miembros, siempre internos, no deben jamás escandalizar ni a los gobernantes ni a los gobernados. El recorrido en busca del momento original de “no-ley” anterior a cualquier ley, lleva a Sade a negar, torsionar y violar cualquier clase de derecho democrático aposentado en la comunidad de seres humanos, hombres y mujeres por igual, para posteriormente negar también al sujeto que empuña el poder como un Dios y ha negado a la comunidad en favor del estado natural en el que cualquier otro tiene derecho a usurpar tal poder, a su vez este poder es negado en favor del capricho y la apetencia como puro poder negador que ha negado a la comunidad, el poder y la naturaleza identificándose a sí mismo en el puro apetito de deformación y transformación. Aun así, aunque la ley responda al capricho del más depravado, establecer una comunidad sin ley, ya es una ley. La experiencia de pensamiento que supone la imposibilidad de no-normatividad común bajo las imágenes de la obra de Sade y su desarrollo y productividad para con el propio pensamiento fue lo planteado para la ponencia del congreso"